miércoles, 24 de agosto de 2016

Óscar Bermán: “Si hubiera un atentado islamista en España, los españoles deberíamos cercar las sedes del PSOE y de Podemos”

Óscar Bermán, a la izquierda, José Luis Ayllón, Sec.Estado.
M. J. Bosque.- Da crédito nuestro interlocutor a la tesis lanzada hace unos días por un articulista de AD respecto a un posible atentado terrorista como parte de la estrategia electoral de la izquierda española. Cree sin embargo que las circunstancias han dado un giro de 180 grados con respecto al 11-M y no duda en responsabilizar a las organizaciones progresistas de la posible presencia en España de musulmanes dispuestos a cometer atentados. “Si no lo han hecho ya”, afirma rotundo, “ha sido por el eficaz trabajo de las unidades antiterroristas de la Policía y la Guardia Civil, sin duda las mejores de Europa”. Se trata de las afirmaciones de Óscar Bermán, líder y portavoz municipal del PP en la localidad barcelonesa de Palafolls y máximo exponente del creciente sector identitario en su partido, quien analizar en la siguiente entrevista éste y otros asuntos de la actualidad española y del mundo. Como siempre, sus declaraciones contrapuntan la visión pacata y timorata de los apóstoles de la corrección política.

Bermán basa sus peores temores en el persistente rechazo de Pedro Sánchez a la investidura de Rajoy aún cuando sabe que unas terceras elecciones harían decrecer aún más el número de diputados socialistas. “Comparto plenamente la observación del articulista de este medio, José Luis Román, cuando analiza el resentimiento y el odio del líder socialista. Pedro Sánchez fue discípulo aplicado de aquellos maestros que desde niño le inculcaron a macha martillo lo que es hacer política socialista y por tanto de izquierdas. Este alumno sobresaliente, y que obtuvo matrícula de honor en doctrina e historia del Partido Socialista Obrero Español, conoce de cabo a rabo la esencia, la filosofía, y el pensamiento de sus fundadores, y sabe cómo aplicarla al dedillo sin salirse del guion. Por lo tanto, que los mismos profesores que lo adoctrinaron intenten ahora hacerle cambiar de actitud, del mismo modo que hizo Felipe González sobre ¡OTAN de entrada no! para voltear su signo y meternos de lleno en la NATO, no es algo que le entre en la cabeza al que fuese alumno distinguido de un partido que, según autorizados historiadores, ha sido el más corrupto de toda nuestra Historia”.

El dirigente del PP catalán atribuye la obstinada negativa de Sánchez a un Gobierno del PP, lo que abocaría a unas terceras elecciones y al derrumbe aún mayor del PSOE, a cálculos de orden bien distinto a los que se mencionan en los medios. “Pedro Sánchez es probablemente el dirigente político más mendaz e intransigente desde el inicio de la Transición. Sus odios y fobias personales son de tal calibre que estaría dispuesto a conducir a España al desastre con tal de que no gobierne el ganador de las elecciones de mayo. Pensemos qué lleva a Pedro Sánchez a persistir en una estrategia que puede terminar siendo suicida para su partido. Yo no creo que haya perdido la cabeza hasta ese punto. Lo que creo, y es una opinión personal, es que Pedro Sánchez sabe que España es uno de los objetivos principales de los terroristas islámicos. Si no han atentado hasta ahora ha sido por el eficaz trabajo de las unidades antiterroristas de la Policía y la Guardia Civil, sin duda las mejores de Europa. Pero un atentado, como nos recuerdan a diario los expertos, puede producirse en cualquier momento. En ese contexto de terror, angustia y desolación, tal vez Pedro Sánchez haya cifrado sus expectativas de revertir el curso de los acontecimientos electorales sacando otra vez a relucir el fantasma de la guerra de Irak, que tan buenos resultados diera a su mentor político, José Luis Rodríguez Zapatero”.

Insiste sin embargo a continuación en que el escenario hoy es muy distinto al de la España de 2003. “Sabemos, y medios como AD nos ofrecen pruebas a diario, el consorcio que existe entre islamismo e izquierda. La lucha contra la radicalización islámica en España se ha visto sacudida por las acusaciones de islamofobia vertidas por dirigentes de la izquierda contra cualquier persona que haya pedido medidas preventivas contra el yihadismo. Yo mismo me ví envuelto en una campaña de difamación y de insultos cuando propuse el cierre de mezquitas radicales. Recordemos que tras el atentado de Orlando, el líder de IU, Alberto Garzón, eludió mencionar la naturaleza islámica de la matanza y atribuyó la responsabilidad de los hechos al ‘heteropatriarcado’. Hemos visto también cómo desde la izquierda se han apoyado todas y cada una de las propuestas lanzadas desde las comunidades musulmanas en nuestro país: desde sometimiento de las actividades escolares a sus festividades religiosas, hasta la construcción de más mezquitas. Hace unos días, la alcaldesa de Barcelona planteó como una exigencia que la capital catalana tuviese una gran mezquita, cuando en las principales ciudades europeas se ha abierto el debate acerca del cierre de muchas de ellas. Lo último que ha dicho esta regidora ha sido que el burkini es un símbolo de libertad. En cualquiera de las instituciones españolas gobernadas por la izquierda, los musulmanes gozan de más privilegios y atenciones que los católicos. Los dirigentes izquierdistas que arremeten contra el arzobispo de Valencia, el obispo de Alcalá o ahora el de Córdoba, nunca se atreverían a denunciar los incendiarios sermones que algunos imanes lanzan desde las mezquitas. También sabemos cómo gente de Podemos ha obstaculizado, con denuncias y ataques verbales, la labor que llevan a cabo las fuerzas de seguridad en las fronteras de Ceuta y Melilla para impedir la entrada de ilegales. Podemos y PSOE han incluído en su agenda política la llegada de un millón de refugiados a nuestro país. Oponerse a tan disparatada pretensión implica el riesgo de que sendas formaciones te acusen de las peores cosas posibles. Es decir, que establecer la relación entre islamismo e izquierda no resulta nada difícil a la luz de tantos ejemplos como se producen a diario”.

-¿Cree entonces que a lo que se aferra Pedro Sánchez es a un posible atentado islamista para movilizar a un sector del electorado?

Líbreme Dios de pensar que eso es lo que desea; es más, estoy seguro que no. Pero sí que juega con esa posibilidad en base a cálculos a mi juicio erróneos. Porque si hoy se produjera cualquier incidente como los que por desgracia están ocurriendo en no pocos puntos de Europa, la opinión pública española sabe qué partidos políticos han estado alimentando al tigre, mientras nos trataban de convencer de que se trataba de una inofensiva mascota, y quiénes por contra nos hemos opuesto y hemos advertido acerca del feroz instinto del felino. Apelar a la unidad y la responsabilidad de los políticos de la izquierda española se me antoja tarea imposible. Ya vimos cómo tras el mayor atentado de nuestra historia, el PSOE basó toda su estrategia en derrotar al PP, no a los terroristas. Para modificar el resultado de las elecciones y establecer una relación causa-efecto, se valieron entonces de nuestra presencia en el conflicto de Irak, donde por cierto no se produjo una sóla baja española, a diferencia de lo que ha ocurrido en las ridículas misiones internacionales ordenadas por Zapatero y en la que hubo una presencia destacada de tropas de nuestro país. Si hubiera un atentado islamista en España, los españoles deberíamos salir a la calle y cercar pacíficamente las sedes del PSOE y de Podemos; pedirles a sus dirigentes que cesen de apoyar la islamización de España y que nos expliquen por qué han preferido someter a los españoles al riesgo de la amenaza terrorista antes que modificar su visión angelical del islam, pese a los aplastantes ejemplos que desaconsejaban una actitud tan irresponsable y suicida. Lo que late en ellos es un odio inmarcesible e imperecedero al Cristianismo, sin la más mínima posibilidad de sosiego y apaciguamiento. Ese odio les está llevando a contemporizar con los islamistas. Se aferran al proverbio árabe de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.

-¿Cree que puede producirse ese atentado?

Hablemos claro. Eso es lo que los terroristas islámicos persiguen desde hace tiempo. Vemos en sus publicaciones por internet cómo la obsesión por Al Andalus en ellos es permanente. Si no se ha producido es sencillamente porque tenemos a las mejores unidades antiterroristas de Europa. Los islamistas han atentado en Reino Unido, Bélgica, Francia, Alemania, Suiza… Algo estaremos haciendo bien cuando España está siendo hasta ahora uno de los pocos países seguros de nuestro continente europeo. Yo he sido muy crítico con mi partido, pero hay que ponderar en esta ocasión el éxito del Ministerio del Interior en la lucha contra el terrorismo islámico. Insisto, algo estamos haciendo bien cuando los terroristas, pese a su obsesión con España, no han podido hasta ahora infringirnos ningún daño.

-¿Sigue pensando que el PP debería redefinir su discurso y asumir el identitarismo como vector ideológico?

Lo estamos viendo en el resto de Europa. Los partidos de la derecha identitaria crecen, mientras dirigentes como Merkel y Hollande se encuentran en sus niveles más bajos de popularidad.

-Incluso ha sostenido usted recientemente que un discurso identitario atraería al PP catalán un “gigantesco caladero de votos”

Hay que hablarle a la gente sin complejos. Muchos catalanes se enfrentan a diario a situaciónes de caos en sus comunidades multiculturales. Piense en la cantidad de votos que obtendría el PP si atendiese a esos catalanes enojados diciéndoles que tienen el derecho a preservar y promover su herencia del mismo modo que otras comunidades. Y que no tendrían que compartir sus barrios o convivir con gente que no aceptan la cultura del país.

Es imprescindible que aceptemos que Europa se enfrentrará más pronto que tarde al reto de elegir entre dos formas antagónicas de convivencia y que los que apelan al centrismo: o tienen una visión liberal y progresista de la sociedad o son parte del problema, no de la solución.

-Usted fue uno de los pocos dirigentes del PP que celebró la victoria del Brexit…

Como dijo en este mismo medio el intelectual británico, Cristopher Fleming, me sentí muy satisfecho de que los británicos desoyeran a los catastrofistas del Nuevo Orden Mundial, y votaran para recuperar la soberanía del país. Eso supone un enorme revulsivo para todos las personas de bien en Europa, todas las personas que aman su país y quieren preservar su identidad cultural, frente al globalismo y el multiculturalismo. Es bastante posible que el resultado provoque un efecto dominó. Otros países que están desencantados con la UE, como Hungría y Polonia, podrían convocar un referendum similiar. Los partidos patriotas verán en el Brexit una bocanada de oxígeno, una señal de que algo está cambiando. La gente se está despertando. Hay dos modelos políticos en juego; uno lo representa la UE, una macro-burocracia, donde unos hombres grises deciden sobre el futuro de países y regiones cuyos nombres ni siquiera saben pronunciar; el otro es la sobernía nacional, donde cada país decide por sí mismo.

Es curioso como yo he defendido el derecho del pueblo del Reino Unido a decidir sobre su pertenencia a la UE; mientras que muchos progres, que se autoproclaman demócratas, han puesto todo tipo de trabas al referéndum. Es la misma cantinela de siempre: democracia sí, pero cuando yo digo. Y si se decide algo contrario a lo que quiere la élite globalista, como, por poner un par de ejemplos, cuando Crimea decidió en referéndum anexionarse con Rusia, o cuando los griegos votaron por rechazar las condiciones del rescate de la UE, ya no hay democracia que valga. La élite le dice a los pueblos: “podéis decidir lo que queráis, siempre que nosotros estemos de acuerdo”.

-¿Se siente usted europeísta?

Yo me considero europeo, y eso no cambiará. No hay que confundir Europa con la UE. Europa, como entidad histórica, cultural y religiosa, existe desde el reinado de Carlomagno; es decir, desde hace unos 1200 años. La UE existe en su estado actual desde 1992. La UE es un régimen político, que por cierto tiene muy poco de democrático, pero Europa es mucho más. Es historia, es cultura, y para mí es la idea que queda aún de la Cristiandad: muchos pueblos unidos bajo la bandera de Jesucristo. La UE es un régimen no sólo ateo sino apóstata. Su Constitución se hizo de espaldas a los ciudadanos europeos. Se negaron tajantemente a introducir en ella una mínima referencia a las raíces cristianas de Europa. Promueven la invasión musulmana de Europa, con el fin de destruir cualquier vestigio de fe cristiana en el continente. La UE es una fuerza para el mal que difunde todo tipo de aberraciones, como el aborto y la homosexualidad. Es una pieza importante en el Nuevo Orden Mundial que se está construyendo.
 
-También se ha significado usted por expresar su apoyo al candidato Donald Trump, en contra de la opinión de algunos destacados miembros de su partido, como Celia Villalobos

Es completamente normal que Celia Villalobos diga que votaría a Hillary Clinton si fuese norteamericana. La suerte para los norteamericanos es que no lo es. No esperaba menos de ella. Pero yo me guío por mi propio instinto y por mis creencias, que no son ni podrán ser nunca las de alguien como Celia Villalobos. Donald Trump, lo dije y lo reitero, representa la alternativa más decente y sensata tras la desastrosa gestión de Obama. Lo que se juega Estados Unidos en noviembre no es sólo un cambio de rumbo económico, sino el ser o no ser del país. Lo que pretende Clinton no es sólo promover el cambio demográfico, como aquí en Europa, sino también la implantación de proyectos eugenésicos, cuyo objetivo es rediseñar moralmente Estados Unidos, reducir al máximo su natalidad para implementar la llegada de mano de obra extranjera, destruir sus raíces humanísticas, acabar con el concepto de unidad familiar, alterar los hábitos normales por conductas contrarias al orden natural y adoptar las nuevas síntesis culturales, desde el sincretismo al relativismo, que han traído como consecuencia la pérdida del sentido del bien y del mal. Los medios informativos están jugando un importante papel en la promoción de Clinton y en demonizar a Trump, y muchos sabemos por qué a poco que conozcamos quiénes son sus propietarios.

Sólo desde la visión de políticos identitarios y comprometidos con el porvenir cristiano de nuestros países podremos hacer frente a un desafío en el que nos jugamos el ser o no ser de nuestra civilización.


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